El comedor exterior es grande, agradable, bien atendido. La carta, no es que sea impresionante, pero tienen varios platos adecuados para los niños: huevos fritos, filetitos de lomo y cosas por el estilo, sencillas, de lo que ellos comen bien. Para ser un restaurante gallego me sorprendió que a las Centollas las nombraran en euskera: Xangurro, pero las preparan muy bien. Pese a que me vino un desagradable olor a puerto cuando la sirvieron (supongo que sería del caparazón), estaba muy rica. Las preparan guisando la carne de la centolla con salsa y una vez relleno el caparazón, lo gratinan con queso. Nada que ver con el Buey de mar que acostumbramos a ver en los restaurantes portugueses, la centolla es mucho más aromática. Una para dos personas es más que suficiente, llena bastante. La sirven acompañada de tostas, quizá demasiado crujientes. Al poner la salsa en la tosta y morder, ésta se desmenuzaba y más de una vez se nos cayó al plato. Acabamos comiendo a cucharadas.
Pedimos también un arroz con bogavante para dos. Servido en una cazuela de barro a la que bien podían haber limpiado el polvo.
Se nota que no acostumbran a servir el arroz para compartir, sino emplatado, porque el arroz estaba rico, cremoso, no excesivamente salado o sabroso, pero bien hecho. El bogavante era más bien pequeño, casi un langostino o un gambón, pero fresco.
De postre disfrutamos de unas filloas con chocolate, rellenas de crema: Excelente presentación y más excelente la filloa, crêpe o tortita. Delgada delgada y muy suave al paladar, no llenaba como esas tortitas gordas que sirven en otros sitios. El chocolate era de gran calidad.
La sorpresa vino después, con el obsequio de la casa. Nos pusieron una maravilla que nos apresuramos a decir que eso no lo habíamos pedido
;-).
Era una "teja" con crujientes de chocolate. Una auténtica delicatesen presentada como veis en la foto en una teja de pizarra (de imitación), pero muy elegante.
Se te va el presupuesto, pero no te quedas a disgusto.
He ido varias veces a este restaurante y aunque he comido bien no volveré a ir. Reservamos mesa el dia de San Valentin y elegimos el menú degustación las 4 personas que íbamos. La hija del dueño que se dedica también a servir las mesas nos trato fatal! Nos tomaron por tontos dandonos los platos a compartir entre los cuatro cuando sabíamos que eran individuales que para eso eran menús degustación. En fin, que por el precio que pagas prefiero comer en otro sitio donde me atiendan bien y no intenten estafarme!
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