Hoy he estado comiendo con amigos en Montijo (Badajoz). Nos han llevado a un restaurante un poco a trasmano (escondido) pero cerca de una calle muy conocida en la localidad. El restaurante se encuentra en la calle San Gregorio, casi cruzando con la calle López de Ayala, que allí la conocen como calle "papas". Es jueves, día de diario, laboral, etc. Quizá porque en esa localidad el jueves es día de mercadillo, quizás porque ocurra todos los días, no lo sé, pero el restaurante estaba a tope de gente. ¡Menos mal que teníamos reserva!. Éramos 9 personas y comimos estupendamente por 120 euros, incluido café y postres. Íbamos de raciones, pero tiene menú desde 10 euros.
De lo que comimos puedo recomendar practicamente todo:
Una ensalada de pollo con productos muy frescos, aunque la piña y el melocotón que llevaba era de bote, la verdura era fresquísima y el pollo jugoso, aliñada suavemente, pero se puede pedir sin aliñar.
El bacalao dorado o "bacalhao a Bras" no estaba correctamente elaborado, más bien parecía huevo revuelto con bacalao y patata, demasiado huevo y muy jugoso, poco dorada la cebolla y muy "pochada" la patata, pero gustó el sabor y no quedó nada.
Los champiñones rellenos, muy recomendables, perfecto el toque gratinado del champiñon y los granitos de sal gorda que se encontraban le daban un contrapunto agradable, pero también se puede pedir sin sal.
Las carnes muy bien elaboradas a la brasa y al ajillo. Unos solomillos a la brasa acompañados de patatas fritas ¡¡¡con un excelente sabor a aceite de oliva nuevo!!! y duritas, crujientes. El solomillo al ajillo lo acompañan de ensalada mixta y queda muy refrescante.
El detalle de la bebida nos gustó. A parte de refrescos, agua, cerveza, pedimos tinto de verano y nos sirvieron una botella de tinto de la casa en tradicional frasca de cristal y los refrescos de limón por separado para que nos mezcláramos a nuestro gusto, nada de mezclas de grifo de marca "nisu". Buen vino, por cierto el vino de la casa, para ser un tinto joven y sin marca.
En los postres me podría perder, porque cada uno pedimos algo distinto. Todos caseros y de excelente gusto y presentación: Tiramisú, arroz con leche, flan, pudin.... pero lo que más me llamó la atención fue que tenían repápalos con leche, un postre que me devolvió a mi infancia y juventud. Mi abuela los preparaba y yo me "jartaba"; y es que Eusebio tiene como fama su comida casera. Nos atendió el propio Eusebio, un hombre muy agradable.
No espereis encontrar un restaurante de lujo, es muy modesto dentro de lo grande de su comedor, pero la comida tiene calidad y muy buen precio. Dicen que todos los viajantes de comercio que van por la zona paran a comer allí, por algo será. Nosotros nos fuimos muy satisfechos.
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